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Historia

CELADAS, ENTRE DOS BATALLAS

Su estratégica situación determinó que desempeñara un papel clave en el frente de Teruel durante toda la Guerra Civil.
Celadas se sitúa al pie de las estribaciones de Sierra Palomera, en el centro de un pequeño valle que desciende hacia el Alto Jiloca; una serie de páramos y pequeñas sierrecillas le separan de Teruel y de la parte baja del valle del Alfambra. Esta situación determinó que este municipio desempeñara un papel clave en el frente de Teruel durante toda la Guerra Civil, otorgando a los que lo ocuparan una significativa ventaja en el dominio de la encrucijada de comunicaciones sobre la que se asienta la capital. Por ello, ambos bandos lucharon enconadamente por controlar el casco urbano y las estratégicas posiciones que lo rodeaban.

La ofensiva de diciembre del 36 y principios del 37

Tras la sublevación militar y la consolidación del frente, la localidad y la mayor parte del término quedó en «territorio nacional». Ya desde un primer momento, las tropas gubernamentales trataron de conquistar Celadas, a fin de interrumpir las comunicaciones de Teruel con las posiciones de retaguardia, por ferrocarril y carretera.
Este primer intento republicano de apoderarse de Celadas se saldó sin cambios significativos. El plan gubernamental pasaba por “avanzar toda la línea y amenazar Teruel por el Sur”. La conquista de Celadas permitiría marchar sobre Caudé, “dominar las líneas de comunicación procedentes de Calamocha y asegurar a las fuerzas actuantes de cualquier amenaza que viniese de esa dirección”.
En la operación tomaron parte seis columnas compuestas por 20.000 hombres y apoyadas por 16 carros, 7 blindados y 12 baterías de artillería. Los mandos republicanos confiaban en una fácil victoria, dados los escasos efectivos nacionales desplegados en el sector. Sin embargo, la operación terminó en un rotundo fracaso, no lográndose ninguno de los objetivos previstos.

La ofensiva de abril de 1937

Con el fin de aliviar la presión sobre el frente Norte, el Gobierno de la República lanzó una nueva ofensiva de envergadura en el sector de Teruel en abril de 1937. El plan consistía en atacar la carretera que unía Teruel con Zaragoza y la línea Santa Bárbara-Celadas-Cerro Gordo.
Si bien las fuerzas republicanas consiguieron apoderarse durante algunos días de Celadas y de la estratégica posición de Santa Bárbara, tras un duro combate las tropas nacionales les obligaron a retirarse

La Batalla de Teruel

Durante la Batalla de Teruel, Celadas adquirió un gran protagonismo, siendo clave en el devenir de los acontecimientos. El 15 de diciembre de 1937 el ejército gubernamental inició su ambiciosa ofensiva sobre Teruel, destinada a detraer fuerzas del bando nacional y rebajar su presión sobre Madrid. Este cambio de situación obligó a los mandos nacionales a destinar numerosas unidades para tratar de evitar la captura de la capital turolense. Celadas fue uno de los puntos de concentración de los efectivos movilizados, como la 13ª División, cuyo objetivo era capturar la zona ubicada al Norte de los Altos de las Celadas y El Muletón.
Pero los esfuerzos resultaron insuficientes para evitar la conquista republicana de Teruel. La capitulación de los últimos defensores el 8 de enero de 1938, hará que se interrumpan las operaciones en el sector de Celadas; sin la prioridad de ayudar a la guarnición sitiada, los mandos nacionales disponían de tiempo para poder diseñar una mejor estrategia para recuperar la ciudad.
El 17 de enero se retoma el ataque nacional sobre el Alto de las Celadas y El Muletón, que serán rápidamente tomados. El general Rojo trató de recuperarlas, ordenando sendos ataques sobre ellas el 27 de enero; pero graves fallos de coordinación entre la artillería y la infantería, harán fracasar el intento.

La Batalla del Alfambra

A principios de febrero, el bando nacional, preparó una ambiciosa ofensiva. El Cuerpo de Ejército Galicia, que tenía asignado el ataque en este sector, contaba con cinco divisiones (13ª, 83ª, 84ª, 85ª y 150ª) y estaba apoyado por 56 baterías, 8 de ellas con calibres superiores al 105. Estaba al mando del general Aranda y las operaciones se coordinaron desde la posición de Santa Bárbara de Celadas.
Frente a las líneas nacionales, solo estaba desplegada la 59ª Brigada, apoyada por el 4º Batallón de la 151ª Brigada Mixta. A izquierda de la 59ª Brigada estaban en línea tropas de la 212ª Brigada. Las reservas republicanas de todo el sector estaban formadas por fuerzas de la 22ª Brigada (39ª División), que ya se encontraba muy desgastada, y por la 74ª Brigada (19ª División). No se tiene constancia de ninguna fuerza formando una segunda línea dentro del despliegue, por lo que el frente carecía de profundidad. Así pues, el bando nacional acumuló en el sector 43 batallones y una gran fuerza artillera, frente a los 4 batallones republicanos.
El plan operativo nacional pasaba porque la 83ª y la 84ª rompieran el frente, mientras que la 13ª al Sur y la 85ª al Norte se encargaban de cubrir los flancos de la maniobra. La 85ª, con toda su artillería y una sola Brigada de infantería, debía llevar a cabo un ataque demostrativo a la izquierda del despliegue, partiendo desde Villarquemado. A la derecha de toda la línea de frente, debía operar la 13ª División, cuyo avance no estaba previsto hasta que la 84ª División lograra sus objetivos.
El ataque se inició el 5 de febrero. Tras un intenso fuego artillero preparatorio, al que se sumó el bombardeo de la aviación, avanzó la infantería, buena parte de la cual partió de las inmediaciones de Santa Bárbara. Aunque las fuerzas republicanas combatieron bien, fueron incapaces de taponar las rupturas, lo que les obligó a replegarse para evitar quedar copadas. Pronto quedó abierta una brecha de más de 12 kilómetros en el frente republicano, por la que penetran las unidades de vanguardia de la 83ª y 84ª Divisiones, quedando los efectivos de la 59ª Brigada partidos en dos. La superioridad nacional en el aire permitió detener los movimientos de las reservas republicanas. La derrota gubernamental fue completa, pero no sangrienta.
El 7 de febrero, la 13ª División acabó con los últimos núcleos de resistencia republicanos, entre ellos la Loma de Casares de Celadas. Los supervivientes de los combates se replegaron hacia el río Alfambra. El frente republicano de Celadas había sido completamente barrido.

El Patrimonio Bélico de Celadas

Esta actividad bélica y el hecho de que Celadas se viera envuelta en las operacionesasociadas a dos batallas (la de Teruel y la del Alfambra), justifican la existencia de un amplio repertorio de Patrimonio de la Guerra Civil distribuido por todo el municipio, destacando las posiciones de Santa Bárbaray la Loma de Casaresy la estela del Comandante Millán.

Las recientes excavaciones arqueológicas realizadas en ambas posiciones han sacado a la luz dos interesantes escenarios históricos, que reflejan la doble vertiente del conflicto en el municipio de Celadas: la humana y la militar. En Santa Bárbarase ha descubierto un puesto de mando nacional y parte de la densa red de trincheras que articulaban la posición. En Loma de Casaresse han excavado cuatro estructuras de refugio y vida de las tropas gubernamentales, además de los tramos de trinchera que las comunicaban entre sí y con la línea de fuego. Dos posiciones frente a frente, protagonistas de dos batallas.

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